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Srinagar, Cachemira, 1998

Una de las claves de la buena fotografía es la perseverancia. En el caso de esta fotografía de un vendedor de flores en el lago Dal, tras unas primeras cinco o diez visitas, seguía sin estar satisfecho con el resultado. Quería una luz muy concreta, una atmósfera especial, buscaba algo  oscuro, una paleta de color con tonos apagados, así que decidí acudir muy temprano por la mañana, cuando el sol acababa de salir. Había un poco de niebla, y pensé que esa era la atmósfera que estaba buscando. Una imagen maravillosa, con ese hombre deslizándose silenciosamente por el canal, la luz que se filtraba a través de los árboles, una fina capa de musgo en la superficie del agua, y estas hermosas flores en primer plano. El hombre con su gorro blanco parecía moverse sin esfuerzo por el canal. Resultó una escena idílica y memorable para mí, así que me alegro de haber dedicado el tiempo y el esfuerzo necesarios para lograr la foto que quería.

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