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Provincia de Hunan, China, 2004

Pasé tres o cuatro días con los estudiantes del Monasterio Shaolin, observándoles, maravillado con su destreza atlética extrema y sus increíbles hazañas acrobáticas. Es realmente sorprendente ver a estos jóvenes saltando desde las paredes y haciendo todo tipo de proezas. Creo que su esperanza, su expectativa, es protagonizar algún día una película como lo hicieron Bruce Lee o Jackie Chan, o tal vez participar en un largometraje como Tigre y Dragón. Son, literalmente, decenas de miles de jóvenes estudiantes de artes marciales los que hay en el Monasterio Shaolin y sus alrededores. Aquel trabajo era parte de un artículo que estaba preparando sobre el budismo y los orígenes de las artes marciales. Fui por todo el mundo haciendo fotos de estos colectivos, en Europa, América del Norte, Australia… por todo Asia. Y uno de los platos fuertes de toda la experiencia, para mí, fue la visita al monasterio de Shaolin en la provincia de Hunan y conocer el origen de las artes marciales que en realidad nacieron, hace quizá unos mil años, como una práctica budista para protegerse de los ladrones y bandidos.

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