El 10 de septiembre de 2001 acababa de regresar a Nueva York tras pasar dos meses en China. Me fui a dormir esa noche, y me desperté a la mañana siguiente agotado, cansado y con jetlag. Bajé a la oficina, que está muy cerca del World Trade Center, y alguien me llamó para decirme que las torres estaban en llamas. Miré por la ventana, en shock, cogí la cámara, corrí al tejado de mi edificio y empecé a hacer fotos porque eso es a lo que me dedico... soy fotógrafo documental, muestro el mundo en el que vivo. Y entonces vi horrorizado cómo una de las torres se derrumbaba, y lo fotografié. Y luego cayó la segunda torre. No podía creer lo que estaba viendo. Tenía una sensación como de negación. No me lo podía creer. Y pasé el resto de la jornada en la Zona Cero haciendo fotos de aquel día tan terrible.