Los afganos demuestran ingenio, creatividad y resiliencia. Esta es una fotografía de un joven tratando de ganarse la vida vendiendo fruta en la parte trasera de un viejo coche patrulla, totalmente destruido en un cuartel de policía. Esta destrucción se produjo durante los combates entre las diferentes milicias en Afganistán. Ha sido una lucha interminable el gobierno contra los rebeldes, las diferentes facciones y llevan ya, diría unos 30 años en un conflicto incesante… Pero los afganos tienen que ganarse la vida, intentan llegar a fin de mes como pueden. Volví una noche, cuando ya estaba oscureciendo y fotografié a este joven, en pleno invierno sin guantes, ni gorro… tan solo intentando ganar algo de dinero para su familia. Un chico que no debía de tener más de 15 años y, sin embargo ahí estaba, a la intemperie, 12 horas al día vendiendo fruta por muy poco dinero. Y así los siete días de la semana durante 12 horas al día. Es una vida muy dura, pero así son las cosas en Afganistán, después de 30 años de guerra.
Kabul, Afganistán, 2003
